Salidas de directores, movimientos de accionistas, presiones políticas y el debilitado rol del Estado ante los privados que se terminaron por hacer del poder del otrora medio estatal.
La historia del diario La Nación no es como la de cualquier otro medio impreso chileno. Presiones gubernamentales, amenazas políticas de cierre, sesiones extraordinarias en el Congreso, resquicios legales y juegos de poder para privatizarlo son parte de sus páginas, que según hoy se confirmó, dejarán de circular por la web.
En 2004, Alberto Luengo, destacado periodista nacional, hoy a cargo del proyecto del canal de Copesa y ex editor de Tolerancia Cero, debió renunciar a su puesto de director por discrepancias con el Gobierno de turno, caída que dio paso a una serie de nuevos directores como Juan Walker y el interino Rodrigo Fernández de Castro, quien fue sucedido por Marcelo Castillo, quien fue cuestionado por la derecha de darle un carácter partidario al diario y comprometerse con la campaña de Eduardo Frei en 2010.
Un modelo de repartición de la propiedad similar al del “caso chispas” con acciones ordinarias y “preferentes”, la imposibilidad del Estado de decidir sobre el futuro del medio -al menos en el papel-, los rumores de su quiebra, La Nación en dictadura, transición y democracia y la descripción del brazo de poder que se hizo con la propiedad del único medio escrito impreso que alguna vez fue propiedad del Estado son parte de esta investigación de El Mostrador que cuenta con tres entregas: La Nación Gate I: cómo se privatizó el diario “del Gobierno”, La Nación Gate II: el comienzo del club privado y La Nación Gate III: todo el poder de Colliguay S.A.
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